Entre pinturas y tiempo

Habían estado pintando, ella descubriendo apenas trazos y sombras, él improvisando los colores que le provocaba ver su piel, rozarla como no queriendo, dejar caer una gota sobre su muslo, que resaltara el verde en su blanco perfecto, volverla espiral con la punta de su dedo, combinarla con algunas notas amarillas, naranjas, unos puntos guiando hacia su entrepierna, buscar el vientre con un tono turquesa, sus senos en un rosa palpitante, como su respiración, como sus labios hinchados de morderlos entre miradas y combinaciones, hasta que no pudo más, besándola y derramando un remolino sobre su cuerpo, líneas difuminadas, colores mezclados, sudor y luz, cambiaron los tonos, una y otra vez hasta quedar exhaustos. La miró y sonrió satisfecho.

-Justo así lo imaginé – susurró mientras retocaba una línea curva bajo su ombligo – te ves realmente hermosa.

Ella se sonrojó completamente, sólo para completar el cuadro.

Sintió frío en sus piernas, abrió los ojos y vio su cuerpo traslúcido y limpio, tardó unos segundos en comprender ¡lo había soñado todo! Había sido tan real, casi podía sentir sus yemas pintándola, esbozó media sonrisa, ¿será que algún día sucedería?

Habría que darle tiempo al tiempo.

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